viernes, 4 de septiembre de 2009

Rumores de Sol

Los dedos que toman entre sí mis pies y los cabellos que se ofrecen a lavar mis impurezas. Está el sueño, donde el metal se afila contra la piedra, lentamente su rumor, y el gato que acecha en la maleza mientras bajo el árbol estoy yo. Las hojas de un color ocre profundo y la sangre que late incesante hasta estancarse alrededor de mis pómulos. El roce de la pluma que derrama su tinta sobre mi cara mientras intento evadir la luz tras el velo del leve plástico que lo presencia todo una y otra vez. El salto innegable hacia el infinito que sólo me alza un par de centímetros para luego retornarme bruscamente. Y los intentos, unos tras otros, hasta que mis rodillas se doblegan y crujen y lentamente se desdoblan como hojas de papel. La inmutable suerte de perder pedazos de mi cuerpo en el viento para unirme desdeñosamente con la fría ternura de una tierra moribunda. El miedo a lo conocido, al eventual deceso de la mente y la dependencia del ser, el paso acompañado y el temblor en las manos. La suerte no está echada, tal vez con el insistente impulso de mis piernas logre perderme en el vacío antes que mis miedos le ganen a la muerte.

2 comentarios:

Axel Ubeda dijo...

obsesionado con los dedos?
no se como te va a sonar esto, pero me da una sensacón de soledad que ya he tenido, me gusta que te has aplicado al modelo de la brevedad, jajajajaj. Son varas mae. Me gusta. Me mola esto.

Stanley W-M dijo...

La brevedad la aprendi en mis viajes por la comarca con un hobbit, el en todo era breve, hasta en su altura.

Me agrada que te haya gustado, tu opinion literaria siempre es una de las que mas estimo, junto a la de Luigi.

Y pues con lo de los dedos quien sabe, tal vez...