lunes, 1 de junio de 2009

Sueños de Morfeo

Resplandor de colores que atormentan nuestra existencia, vano concepto intangible de una ópera errática que canta nuestros errores. Pero, cantan sin letra, todo es sonido, música y grises que mueren sin la blanca letra que contraste. Quiero escribir la letra de esa canción, pero no quiero colores.

No quiero tus ojos biliosos ni tus amarillentas manos tocando lo que más deseo. Apartar el velo que cubre nuestras bocas e impide que gritemos la verdad mientras cielos carmesíes y azules praderas lo cubren y protegen de todo mal. Derribar el obelisco de su presencia y plantar un árbol que ensombrezca nuestros rostros, llevarnos a las sombras donde los tonos de grises nos cubren. Cubrirnos de hojas secas, muertas pero libres de sus ataduras en lo alto.
Mi mano se desliza por la mesa y no puedo borrar el olor a alcohol que lo inunda, o la fetidez de su mirada, ya no es mi hermano. Y no se si el impulso es negarlo para que sea más facil, pero desde que imprimió colores en el cielo, no descanso. El sueño ya no me invade y las palabras no vienen a mis manos. Desearía que de mis manos fluyeran las letras de la canción, pero ya no tengo tinta. Necesito que la tinta fluya.

Finalmente tomo la daga, la hundo en tu carne y mientras sale la sangre me decepciono, no quiero color en mi tinta. Ya no eres mi hermano.