jueves, 14 de febrero de 2008

Creo en vos...

El pueblo sale a la estrecha calle de adoquines, no hay orden y tampoco hay necesidad de uno. En las calles la basura regada al compás de un crescendo se mezcla al colorido de los trajes. Folklore le llaman a la obvia mezcla entre cultura y decadencia.

Corre de un lado a otro el hijo del soldador, orgulloso de serlo, con su sombrero de metal y su escudo de latón. Mientras a través de unas barras de metal se asoman ojos octogenarios resueltos a no ser olvidados aún.


Todo personaje esta ahí, desde el poeta que encarna al presidente o el borracho que se proclama pescador. ¿Cual es el objetivo de tal congrega
ción? Helo ahí el objetivo, congregarse y resaltar, congregarse y consagrarse al olvido. El dia de mañana las panaderas de Monimbó volverán a ser los albañiles, estudiantes, ingenieros y vagos que deambulan la ciudad. Los presidentes, transvestis y parcas, volverán a la rutina.

Pero, eso sí, hoy salen a protestar, divertirse y a crucificar las penas que los crucifican a ellos cada dia. Dejan sus cruces a la puerta de su casa en honesto plan de exhibir lo que son, pero llevan sus sogas al cuello para recordarles lo que son...

Es por eso que aún creo en el hombre común que vive y es el pueblo, porque la mañana que lo saquen de su rutina, se dará a conocer su verdadera naturaleza.. y yo creo en el pueblo con su noble pensamiento de la música, del viento, de la paz y del amor... en las sabias palabras de CMG.

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